Paranoyas célebres.

lunes, 11 de abril de 2011

Soñar, imaginar, fantasear, colorear...

Leemos decenas de libros, miramos cientos de películas, escuchamos miles de historias con tramas y personajes distintos. Algunas nos fascinan, nos absorben y, en ocasiones, nos enamoran; otras, simplemente se unen al montón que jamás volveremos a evocar, y entonces, surge esa pregunta, ¿cómo lo consiguen? ¿Cómo crean entes tan maravillosos o entrañables que pasan de generación en generación? ¿Cómo construyen escenarios y paisajes tan fabulosos? ¿Cómo…?

Primero: soñar, imaginar, sentir, emocionar, fantasear, idear, esbozar, investigar… luego, cuando tu mente está llena de retazos e ideas, de sueños y pequeñas piezas, unirlas para que encajen y se ajusten es bastante más sencillo.

Otra pregunta que debemos responder antes es ¿por dónde empezar a encajar? ¿en qué basarnos para investigar? ¿qué hacer? O mejor dicho, ¿cómo hacerlo de la misma forma que esos que consiguen fascinarnos? La respuesta está en la pluma del que construye, en el corazón del que se aventura en el infinito, en un mundo que no tiene límites, es decir, en cada escritor, en cada guionista, en cada persona se encuentra la llave para abrir ese mágico portal a la imaginación.
En cuanto a la investigación, en muchas ocasiones, los protagonistas de esas historias son descripciones de personas reales, personas cercanas al autor en cuestión. ¿Por ejemplo? Muy fácil, la pequeña Alicia de Lewis Carroll o Christopher Robin de la famosa historia de Winnie the Pooh. También hay que tener en cuenta los escenarios, es decir, si serán lugares reales o si serán lugares nacidos al completo de esa poderosa arma que surge del corazón convirtiéndolo en un mundo mejor. En el primero de los casos, es aconsejable informarse, estudiar totalmente edificios, calles y bares. Por el contrario, si es un mundo fantástico, el juego de colores, sensaciones y olores tienen que tratar de ser lo más reales posibles para transmitir ese efecto al lector, al observador, al oyente.

A parte de la trama, los personajes son una de las bases del trabajo, en ocasiones incluso más importantes. ¿Por qué? Podemos preguntarnos, quizás la respuesta sea porque son ellos los que van a vivir la historia por nosotros, quizás porque son ellos los que van a crecerse en la adversidad, quizás porque son ellos los que volarán libres como aves rapaces, quizás porque serán ellos los que se enamorarán, los que llorarán, los que gritarán, los que al fin y al cabo, nos transmitirán todos esos sentimientos, esas ilusiones, esos sueños, esas emociones. Ellos serán esas semillas que poco a poco crecerán y más tarde florecerán junto al lector, junto al espectador, junto a nosotros.

En resumen, el poder de la creación reside en el maravilloso don de la imaginación y es que, incluso Einstein dijo “La imaginación es mucho más importante que el conocimiento”. Tenía razón ya que, en el punto en el que la ciencia no puede seguir, un lápiz pinta con mil colores nuevos caminos por los que caminar y gobernar el mundo, un mundo con un horizonte distinto, un horizonte con un tinté diferente, un horizonte con una gama única que se abre paso en la imaginación.

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