Paranoyas célebres.

domingo, 10 de mayo de 2020

Verde del Betis

1 de Noviembre 2019. El día en el que te perdí. El día en el que te perdí para siempre.

No sé muy bien como afrontar la idea de un mundo sin ti. Supongo que no estaba lista para decir adiós. Supongo que nadie lo está cuando suceden estos acontecimientos en personas jóvenes, sanas y que tienen todo el futuro por delante. No, no estoy lista para decirte adiós. No estoy lista ahora ni creo que esté lista dentro de un año. Me quema la sensación de saber que no estás en este mundo, tengo pesadillas en las que intento salvarte pero es imposible. Tú mismo dices que es inevitable, que tengo que dejarte ir aunque sabes que no podré hacerlo. No sé cómo se está lista para decir adiós en una situación así, cuando es el destino el que te rompe en mil pedazos. Estoy enfadada, estoy triste y estoy rota. Rota en miles de pedazos que no sé cuando sanarán.

A decir verdad, no sé como me siento, lo que sí sé es que sólo muere lo que se olvida y yo, yo no pienso hacer eso. Necesito que vivas, que vivas para siempre en mi corazón e incluso en los corazones de aquellos que nunca te conocieron pero a los que habrías marcado como me marcaste a mí.

Los recuerdo, tarde o temprano, caen en el olvido. Eso es lo que más temo. No quiero olvidar lo que me hiciste sentir. No quiero olvidar la calidez de tu sonrisa o tus ojos verdes. No quiero olvidar tu incondicional cariño por el Betis y como el color que para mí era "verde esperanza", ahora es "verde der Betis". No quiero olvidar tu continuo amor por las travesuras, por las bromas y como todo enfado se esfumaba con esa sonrisa tuya. Pese a ser más pequeño que yo, siempre cuidaste de mí. Mi hermano menor, cuidándome como si fuese mi hermano mayor.

Te quiero. Joder, siento que se me encoge el corazón sólo de decirlo. Te quiero muchísimo. Siento no habértelo dicho lo suficiente. Nunca pensé que no tendría más oportunidades de decírtelo, nunca pensé que de un día para otro, no habría más navidades juntos, más abrazos o mensajes diciendo "te echo de menos". No, definitivamente, no pensé que fueses tú el que se marchase antes. No sé cómo superar tu pérdida y en estos últimos tiempos, he superado bastantes. No es lo mismo que te vayas lejos a que dejes de alumbrar el mundo con tu luz. Un faro, sigue iluminando en la distancia pero ahora... ahora no hay ninguna luz. 

No sabes como voy a echar de menos que me obligases a echarme sobre tu hombro cuando las cosas iban mal, que me dijeses que lo solucionaríamos mientras me acariciabas el pelo.

El Valhalla ha adoptado un nuevo vikingo y de todo corazón, espero que la cerveza sea tan buena como dicen. Nada haría justicia a mi chico del pan de no ser así. Te quiero. Te echo de menos y seguiré echándote de menos mientras tenga memoria. Perdóname por todo, descansa en paz. Te prometo que tarde o temprano, también yo lo conseguiré.