Paranoyas célebres.

domingo, 10 de abril de 2011

Sólo queda el miedo

El miedo es una emoción caracterizada por un sentimiento desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado, una emoción deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano, por tanto, existen tantos miedos como habitantes de ambas especies en el mundo.

Ahora bien, en ocasiones nos preguntamos el miedo ¿es bueno? O ¿es malo? Según el punto desde el que lo observemos, podemos considerarlo de ambas formas, es decir, como algo beneficioso o como algo perturbador para el ser humano.

En el primer caso podemos considerarlo beneficioso porque se manifiesta en forma de un mecanismo de supervivencia y defensa, en forma de ese sentido que nos mantiene alerta y nos advierte de que algo no va bien y de que debemos huir o enfrentarnos a un problema que traerá consecuencias.

En el segundo caso podríamos decir que es una emoción que nos coarta y que nos impide desarrollarnos totalmente, pues de alguna manera nos prohíbe hacer aquello que nos da pánico, citando a Burke, escritor y político irlandés podríamos decir que el miedo es el más ignorante, el más injurioso y el más cruel de los consejeros, ya que, nos obliga a retractarnos en nuestras decisiones por temor a que nos pase algo terrible y, por ende, es como si un muro infranqueable se opusiera a nuestros sueños y nuestras metas. 

Y entonces, nos surge otra pregunta. ¿Por qué surge el miedo? ¿Cuál es el origen? Bien, podemos decir que el origen de todo somos nosotros mismos, como decíamos al principio el miedo surge en cada persona o animal por un motivo distinto, pero de alguna manera observamos que el motivo más obvio son nuestras pertenencias y sentimientos, es decir, tenemos miedo de perder lo que tenemos, por ejemplo, tenemos miedo de estar solos porque estamos rodeados de gente; tenemos miedo de perder a la persona amada porque hemos sentido cada latido de su corazón, cada respiración suya; tenemos miedo de destrozar lo que nos rodea, lo que, de alguna manera nos protege. Aunque hay otras fobias que surgen de interacciones determinadas con sentimientos de angustia, por ejemplo el miedo a los insectos o a los arácnidos se debe de alguna manera a un suceso acaecido tiempo atrás, generalmente en la infancia.

A pesar de todo esto, el problema se encuentra en las soluciones, en los caminos que muchas veces se vuelven inaccesibles para nosotros. Bien, cuando esas pesadillas te persiguen, puedes optar por huir, correr hasta desfallecer, llorar, gritar; puedes elegir enfrentarlo, encararlo y quizás vencer; o simplemente puedes dejarte caer en un amargo pozo de complicaciones, que surgen y no se superan. Y posiblemente el camino que muchos hemos tomado a lo largo de nuestra vida es el más sencillo, el que elige bordear el problema, el que elige huir de él. Pero… éste no es el camino acertado. En ese mismo instante es como si te dejases vencer, es como si aplazases el juicio final, es como si el río eligiese otro cauce antes de desembocar en el mar, pese a que sabe, que finalmente deberá volver a él. 

Entonces ¿qué debemos hacer? La respuesta es sencilla, elegir la opción que al miedo dice basta, elegir la opción que obliga al miedo a temerse a sí mismo, elegir la opción que hace que ni seas agresivo, ni sumiso, elegir la opción que te ayuda a encontrar el equilibrio. En definitiva, elegir la opción que nos hace valientes, porque también es cierto que sin miedos no cabría la posibilidad de la valentía.

En conclusión, el miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal, un mal que conduce a la destrucción total, un mal que debemos afrontar, un mal al cual debemos permitir que pase sobre nosotros y lo más importante, a través de nosotros. Y cuando haya pasado, podremos girarnos y entonces sólo quedaremos nosotros, sin barreras como aves rapaces que vuelan libre a través de los cielos, enfrentándose al tiempo. Y así podremos decir “Ten cuidado, pues me he enfrentado al miedo y soy, por ende un alma poderosa y redimida”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario