Paranoyas célebres.

jueves, 23 de febrero de 2012

Devorar o ser devorado, esa es la cuestión.

"¡Devora antes de que te devoren!" Se dice en estos tiempos en los rincones de las ciudades, pero... ¿a qué se refieren? Podríamos decir que esa expresión es como decir haz lo que sea por alcanzar tu sueño, pisotea a quién necesites sin importan quién sea.

Ahora bien, la principal pregunta es ¿está bien actuar de esta forma? ¿debemos seguir lo que dicen las lenguas populares? O por el contrario, ¿podemos rebelarnos y alcanzar esa anhelada estrella sin sentirnos mal por ello?

Siendo subjetivos y dejándome guiar por mi opinión, demasiado ilusa a veces, la mayoría optaría por la segunda alternativa  pues a nadie debe agradarle tener remordimientos de conciencia ¿o sí?. Sin embargo, la realidad es otra, y esa infantil quimera desaparece tras un brillante espejo que refleja y deja traspasar el sueño de una utopía. La realidad nos obliga a chocar contra el muro, nos obliga a tener que vivir en medio de una competición en la que jugar sucio es la única opción para sobrevivir... una competición en la que el sudor, las lágrimas y la sangre originan el más fúnebre pozo de esperanzas que alguien hizo añicos como si fuesen un frágil espejo, una competición en el que no quiere empujar acaba siendo golpeado con ferocidad.

Imaginemos pues a la pequeña Alicia en su país de las maravillas, imaginemos pues a la Reina en su trono, en su castillo de naipes. La Reina, para vencer a la pequeña niña utilizó el método de pasar sobre ella. Alicia, por su parte, tuvo que huir para ni comer ni ser comida.

Hoy en día, en cualquier parte son miles las personas que pelean por mantenerse a flote, miles los que zarandean la barca para subirse a ella sin pensar en los que acabarán cayéndose al agua.

¿El objetivo de tanta mentira, el objetivo de tanta zancadilla? Lograr llegar antes a ese pequeño castillo que tiembla en el aire, alcanzar sin temor a llorar después el fulgor de la llama de la vida, arrebatar con una mano cualquier esperanza a los que prefieren no morder, no atacar, no mentir, no embaucar.

Retomando las primeras preguntas, no es que debamos o no debamos; la respuesta está en que queramos o no queramos hacerlo, y aunque en este mundo el hombre es un lobo para el mundo, Lewis Carroll escribió una vez "siempre se llegará a alguna parte, siempre que camines lo suficiente" ¿somos capaces de caminar sin atajos? ¿somos capaces de lograr nuestras metas sin lágrimas de otros?

La respuesta depende de la persona, quizás como el joven Dorian Gray la elección es firmar tu propia sentencia, quizás como la pequeña Alicia la elección es huir antes de que te corten la cabeza, quizás como aquellas jóvenes princesas de los cuentos de hadas la elección es luchar para conseguir que todos tengan su final feliz.

En definitiva, "devorar o ser devorado, esa es la cuestión" habría dicho un moderno Hamlet. Pero la elección también tiene un punto medio. El punto en el que el horizonte y el mar se fusionan, el punto en el que la tierra acaricia el cielo, el punto en el que el lobo se une al rebaño volviéndose vegetariano y parte de la manada.

Llamadme ilusa, pero para mí existe un punto en el que podemos sobrevivir sin devorar a los que nos rodean.

1 comentario:

  1. Esa es una pregunta que sin duda, todos los preguntamos o nos hemos preguntado alguna vez. ¿Tenemos que llevar nuestros sueños al extremo y pisotear todo aquello que se interponga con tal de llegar a ellos? Si todos pensásemos así, probablemente sería la actitud correcta. La verdadera cuestión es... ¿pensamos todos así? ^^

    PD: @FreakTerritory al teclado, que había olvidado que tenía este blog en mis marcadores.

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