Paranoyas célebres.

sábado, 19 de enero de 2013

Dos palabras. Ocho letras.

The only one.


Espero que puedas perdonarme por todo el daño que parece que, a veces, te hago. Espero que puedas perdonarme por ser yo misma con todo lo que eso conlleva. No soy perfecta y estaba rota antes de conocerte por lo que, a veces, me dejo llevar demasiado por mis emociones... tan rotas como yo.

Pero ¿sabes qué? Que cuando te hago daño, estoy segura de que me duele más a mí que a ti porque yo necesito hacerte reír, prefiero bromear, necesito verte siempre feliz, necesito saber que eres feliz.

Puedo decirte algo ahora que tengo tu atención? No quiero un mundo sin tu compañía. El universo tiene sentido para mí porque tú estás ahí. Desde que apareciste en mi vida tengo una razón asegurada para sobrevivir, más aún... para vivir.

Mi corazón ya es tuyo. Dos palabras. Ocho letras.
Te quiero.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Ojos que no ven



Ojos que no ven, corazón que no siente. O al menos eso es lo que dicen.

Pero yo, yo creo que no. Yo creo que ojos que no ven tienen una razón para no hacerlo. Ojos que no ven son ojos cerrados, son ojos que lloran, son ojos que padecen ira, dolor, llanto; son ojos que tiemblan de emoción, son ojos que se enfrentan a una luz demasiado potente como para abrirse de par en par. Ojos que no ven son ojos que tienen miedo, que son incapaces de afrontar una realidad dispersa entre los retazos de un sueño; son ojos que, al fin y al cabo sienten en mayor o menor proporción.

¿Sigues pensando que cerrar los ojos te hará una persona ajena al dolor? Déjame dudarlo, ahora tan sólo abre los ojos y despierta, un juego de opciones infinitas te espera.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Ya lo sabes

Porque cree en ti cuando ni tú mismo eres capaz de hacerlo.
Ya lo sabes, pase lo que pase voy a estar ahí cuando me necesites. Aunque nos peleemos. Aunque me dejes de lado. Aunque quiera odiarte y no sea capaz de ello. Aunque yo no sea lo primero en tu vida. Aunque haya otras personas por las que sufras más. Aunque nunca sea lo mismo que antes. Aunque me olvides… 

Nunca voy a negarte un abrazo cuando tengas ganas de llorar. Eso sí, sé buena y no llores mucho, porque sí, las lágrimas son buenas para desahogarte pero no son buenas en exceso, te lo digo como experta en el tema que soy. Así que ya sabes, trata de solucionar los problemas siempre con una sonrisa a pesar de que no seas capaz de encontrar un lado bueno.

Piensa que siempre hay algo por lo que ser feliz, aunque sólo sea por el hecho de que en el mundo habrá miles de personas que estén peor que tú. Piensa que todo ocurre por algún motivo. Piensa que quizás él no te quiere porque habrá otro que te querrá más. Piensa que todo tiene una solución y que si no la tiene, no hay motivos por los que preocuparse. 

Sé que no soy la más indicada para hablar ahora porque, a pesar de que el mundo me conoce como la que siempre le busca el lado positivo a todo, la que siempre da consejos, la que siempre está feliz... cuando los problemas son míos, soy la primera que lo ve todo negro.

¿Pero sabes qué? Después de un tiempo te das cuenta de que todo tenía una razón de ser, te das cuenta de que de todo se puede aprender, de que todo tiene una enseñanza, de que toda transición o crisis tiene una salida. Absolutamente de todo agujero se puede salir, no obstante, saldrás herida. Eso es normal. 
Aun así, quiero que sepas que después de todo el proceso serás más fuerte. Y si no consigues levantar cabeza, ten por seguro que yo estaré ahí, a tu lado tratando de hacerte ver el mundo un poco menos gris.

Te quiero.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

No todo el mundo tiene superhéroes

Aquellos que no encuentran fuga a sus problemas, a las dificultades que la vida les plantea acaban con el sufrimiento con el único modo de ser libre que conocen: morir. Dicen que morir podría ser una gran aventura, un destino único para todos y cada uno de nosotros, algo a lo que todos vamos a tener que hacerle frente tarde o temprano, un destino que nadie puede evitar, un beso de un ángel que a todos nos llegará.

Y es que no es normal. 
No es normal llegar a casa y echarse a llorar por problemas que no tienen ningún sentido, ninguna importancia para el mundo. No es normal llegar a casa y no tener ganas de cenar, no tener ganas de absolutamente nada. No es normal llegar a casa y sentirse desfallecer, sentir que nada merece la pena. No es normal sentir que se es inútil, que no se es capaz de hacer nada bien. No es normal convertir en barro todo lo que se toca. No es normal que todos tus sueños se esfumen de un plumazo. No es normal que en escasos segundos apenas te quede nada. No es normal que lo único que pueda hacerte sonreír sean un par de personas que permanecen siempre a tu lado y lo dan todo durante horas para sacarte alguna sonrisa fugaz, real. Nada de eso es normal. 

Sin embargo, el tiempo me ha enseñado otra cosa.
En realidad, siendo sinceros, me ha enseñado que ese sentimiento es mucho más frecuente de lo que podemos pensar los que, con frecuencia nos sentimos así. Sin embargo, son pocos los individuos que pueden contar con la suerte de tener a personas que lo darían todo por evitar sus lágrimas. No todos cuentan con sus propios superhéroes. No todos tienen una vía de escape. No todos cuentan con ellos y eso, es lo más triste. Eso es lo que nos lleva a entrar en un bucle infinito de desesperación dónde escapar sólo está al alcance de nuestra propia mano.

Dicen que morir podría ser una gran aventura, pero ¿y vivir? Estoy segura de que vivir es la mayor aventura de todas, sólo hay que mantener la esperanza porque al final, te darás cuenta de que todo ocurre por algún motivo aunque en ese momento no entiendas muy bien el por qué. Al final, todo cambiará.

Vivir la vida al lado de alguien que sabes que nunca te dejará caer.
Eso es una gran aventura.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Ésta es la felicidad de la que tantos hablan

Da miedo pensar que absolutamente todo tiene un final ¿verdad? 

El amor, la amistad, la vida… todo acaba. Nadie puede evitar que los ríos sigan su curso, nadie puede interponerse ante la naturaleza de este mundo ¿no? 

A pesar de todo, no me importa. Me conformo con saber que estás aquí, ahora, en mi presente. 

Sí, claro que me acojono cuando pienso que todo ésto puede terminar. Claro que me acojono cuando pienso que algún día puede que te aburras de nuestras infantiles peleas, de nuestros ratos juntos jugando al Pro, de nuestros momentos viendo esas series “musicales” que tanto te aburren, de todas las veces que me has abrazado porque iba a ponerme a llorar. Sé que no soy perfecta. No creo que haya nadie en este mísero planeta que pueda considerarse una persona perfecta, pero para mí tú eres lo más parecido a una de ellas... por mucho que te moleste que así lo piense. 

Me acojona pensar que te has convertido en un pensamiento diario en mi vida, un pensamiento que pensé y deseé no tener por nadie más. Me acojona pensar que eres único, que nunca encontraré a alguien que me haga sentir como me haces sentir tú. Me acojona pensar que sólo me siento segura cuando estás cerca de mí, cuando sé que la seguridad de un abrazo tuyo me espera al acabar cualquier problema. Me acojona pensar en tu sonrisa, en perderla algún día de vista. Me acojona pensar lo que habría pasado si no hubieses llegado a mí en aquellos días. ¿Seguiría hoy aquí? Me acojona pensar que al abrir los ojos un día ya no pensaré “ésta es la felicidad de la que tantos hablan” porque puede que no estés a mi lado. Me acojona pensar en un final para mi cuento de hadas, para la historia interminable que quiero vivir contigo.

Sin embargo, y vuelvo a repetirme, no me importa. 

Siempre se ha dicho que se debe vivir el presente y ahora, eres tú. 

Tú eres todo lo que tengo, tú eres el oxígeno, tú eres la chispa, tú eres esa persona que ha creído en mí incluso desde antes de "conocerme". Tú eres esa persona por la que tropezarse, golpearse, caerse y herirse ha merecido la pena porque cada paso en falso me ha llevado un paso más cerca de ti. Tú eres esa persona por la que vale la pena morir... aún más, eres esa persona por la que vale la pena vivir.
No debería tener miedo de perder algo que nunca
ha sido mío.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Antes de ti, están los demás

Antes de ti, están los demás.
Conocerás el altruismo más sincero. La envidia o la codicia sólo serán recuerdos lejanos. Serás libre para ayudar a los demás sin esperar su agradecimiento. Es la descripción que Veronica Roth utiliza para la facción abnegación. Hoy, he llegado a la conclusión de que quizás en el apocalíptico mundo creado por esta autora mi facción sería una de las más complicadas de elegir. 
Soy altruista o quizás demasiado empática, no puedo ver a una persona pasándolo mal y no hacer nada. No soy capaz de soportar el hecho de ver u oír a una persona llorar, ese simple gesto hace que me rompa por dentro. No soy capaz de quedarme quieta ante una injusticia. No puedo. Sinceramente, no puedo. 
No importa el daño que hayan podido hacerme a mí o, el hecho de que esa persona que está sufriendo sea un auténtico desconocido. Dejar sufrir a una persona va contra todo lo que soy. 
Dicen que esa es la expresión más pura de la abnegación: anteponer a los demás por encima de ti mismo, aunque eso suponga que tú no puedas ser plenamente feliz, aunque eso suponga que no puedes llegar a tu meta. 
Aun así, voy más allá. 
Soy egoísta y lo reconozco, también quiero que alguien se preocupe por mí cuando estoy mal. También quiero que alguien me dedique palabras de consuelo. También quiero poder contemplar mi imagen y sentir que valgo mucho. También quiero poder demostrar quién soy. También quiero ser feliz. 
Así pues, a pesar de lo que dicen las personas que me envuelven no creo que sea mejor, más buena o más especial que cualquier otra por querer que todos estén un poco más felices... no sé, sólo pretendo ser yo misma a pesar de las circunstancias, supongo.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Me gustaría decirte...

Me gustaría decirte que todo aquello, pasó.
Algún día me gustaría hablar contigo largo y tendido.
Me gustaría decirte todo lo que sentí por ti a partir de aquel día que hizo que fueses imprescindible para mí. Me gustaría decirte que me entraban ganas de gritarle al mundo que me habías sonreído, que me habías mirado, que me habías abrazado, que me habías cogido de las manos por tenerlas heladas. Me gustaría decirte que pensé mil veces en decírtelo todo y en dejar que arrancases todas esas emociones de mi corazón porque al fin y al cabo, sólo éramos amigos. Me gustaría decirte que siempre fuiste el más importante, que tus lágrimas me dolían más que las mías propias… que por eso, sufría cada vez que me decías que parecía que te odiaba.
¿Y sabes qué es lo peor de todo? Que a veces creo que de verdad te odiaba. Te odiaba porque sabía que no podría decirte esto sin hacer daño a un montón de personas de nuestro alrededor. Te odiaba porque me deseabas suerte en mis exámenes y me despertabas con un SMS que decía “buenos días princesa”. Te odiaba porque a pesar de mis intentos, no era capaz de odiarte ni siquiera un poco. Te odiaba por ser el centro del mundo, de mi mundo.
Algún día me gustaría hablar contigo largo y tendido.

Me gustaría decirte que ocultarte todo esto fue muy duro, que fingir que me eras indiferente era como estar encerrada en una cárcel con las puertas abiertas sabiendo que no puedes salir. Me gustaría decirte que nunca fue mi intención que sucediese, pero sucedió. Supongo que los imprevistos llegan ¿no? También me gustaría decirte que a pesar de todo lo que rondaba mi mente… estar a tu lado, abrazarte cuando las cosas iban mal y apoyarte lo hice porque te apreciaba, porque aún te aprecio. Sólo me gustaría decirte que todo eso pasó en mi mente durante meses y que por fin, soy libre de todo aquello.

Dicen que de los errores se aprende

¿Sabéis esa sensación de que no encajas en ningún lugar? ¿De que el mundo se te queda grande? ¿De que estés o no, nadie notará tu presencia?

Hay momentos a lo largo de la vida en los que nada parece tener sentido, en los que las cosas pasan sin razón aparente, en los que te sientes como una sombra de lo que eras, en los que las personas que considerabas amigos no están cuando los necesitas. Hay momentos en la vida en los que sientes que no puedes más, que la próxima caída será la definitiva.

Y de repente, ocurre.
Alguien llega a ti y te enseña algo que antes no eras capaz de ver. Te muestra que vales mucho; que tú eres increíble por ser quién eres, no por quienes los demás quieren que seas; que no eres un objeto ni un paño de lágrimas para los demás… A veces, una sola persona es capaz de cambiar el curso de toda una vida, es capaz de darle la vuelta al mundo para hacerte sonreír, es capaz de demostrarte con una sola palabra que no estás sola y que nunca más estarás sola mientras le tengas.

Y entonces aparece la pregunta ¿a quién tenemos que buscar? ¿Dónde está esa persona especial? Sinceramente, nadie lo sabe. Aparecerá llegado el momento o al menos eso dicen.

Sin embargo, hasta entonces te equivocarás, te tropezarás y te caerás mil veces, pero debes levantarte y luchar mil y una. Así pues dejar que las opiniones de los demás te hundan no es una opción, dejar que las opiniones de los demás te influyan y te hagan cambiar no es una opción, tratar de ser otra persona para gustar a los demás NO ES UNA OPCIÓN.

Hasta que las personas apropiadas lleguen, el único que estará siempre a tu lado eres tú mismo. Tu vida es tuya. Ríe, llora, sueña, disfruta, cambia, pero ante todo VIVE.

Te mereces ser feliz.

lunes, 6 de agosto de 2012

No me refiero a sólo amor

El amor es un preámbulo. Lo fuerte llega después, cuándo sufres la necesidad de estar las 24 horas del día con esa persona. Y cuándo no está o no puedes hablar con él, necesitas pronunciar su nombre con otras personas, hablo de eso.
Hablo de sentir escalofríos cada vez que te roza aunque sea para estrecharte la mano, para abrazarte.
Hablo de que las horas parecen minutos cuando estás a su lado.
Hablo de que hasta el más grande de sus defectos, consigue enamorarte como si fuese la mayor virtud.
Hablo de no querer despedirte porque ni el hambre ni el sueño pueden conseguir que te separes de esa persona.
Hablo de sentir que el mundo no existe cuándo no puedes abrazarle, perderte en su mirada, sentir como te coge de las manos.
Hablo de eso, de ese algo más. 

Hablo de nosotros, hablo de ti.

martes, 26 de junio de 2012

La pieza del puzzle que nunca encaja


La pieza del puzzle que nunca encaja.
El ser humano es un ser social. Su vida está basada en la necesidad del contacto físico y emocional para con las personas que le rodean, que le influyen, que le necesitan y responden cuando son necesitadas. Así pues, la peor sensación del mundo descansa en la situación que tiene uno con las personas que más ama.
Desde que era pequeña, supongo que siguiendo el mensaje anterior, me han dicho que yo era la protagonista de mi historia, que siempre encontraría un grupo de personas con las que ser yo misma y sentirme en armonía, un grupo de personas que me necesitarían y me extrañarían cuando yo no estuviera cerca... hoy en día, aún me pregunto ¿dónde están esas personas? ¿Por qué siento que no encajo en ninguna parte? ¿Por qué me siento tan sola rodeada de tanta gente que dice que “me quiere”, que “me necesita”?
Es duro sentir que estás fuera de lugar, que eres el personaje de relleno en la historia de tu propia vida, la pieza del puzzle que nunca termina de formar parte del total. Sentir que hagas lo que hagas nada sale bien, que nada va a salir bien; que hagas lo que hagas nunca es suficiente porque siempre piden más. Sentir que a pesar de todo, siempre has estado sola... que aquellas personas que han pasado por tu vida sólo estaban cuando te necesitaban.
Supongo que no soy la única que siente que no tiene un papel importante ni en su propia vida ni en la vida de nadie y esa es peor tortura que cualquier ser humano puede esperar. Peor que cualquier daño físico que se le pueda infligir, daño físico que, en ocasiones, yo misma preferiría.
Soy fuerte, siempre he sido fuerte. Y desinteresada, casi todo lo que hago es para hacer sentir bien a los que me rodean pues culpo al egoísmo de la situación actual del mundo. Esas son mis mayores virtudes y mis mayores defectos.
¿A caso es ser egoísta desear que, de vez en cuando, alguien te pregunte y te insista en lo que te pasa? ¿Es ser egoísta tener la necesidad de un abrazo? ¿Es ser egoísta querer ser, de vez en cuando, el centro del mundo? ¿Lo es? Quizás, quizás no soy lo suficientemente desinteresada, quizás después de tanto tiempo intentando estar ahí para los demás necesito que alguien esté ahí para mí. Quizás, necesito que por una vez sea otra persona la que cargue con mis problemas, la que me aconseje, la que me diga que pase lo que pase me apoyará, la que esté a mi lado soportando mi llanto. Un llanto que tantas veces me he tragado yo sola.
Parece ser que todos necesitamos ser egoístas para poder ser felices.