Paranoyas célebres.

lunes, 22 de agosto de 2011

Dream of freedom


Dream of freedom.
A su alrededor, los ciudadanos de aquel lugar llamado mundo comenzaban a agolparse con contenido fervor y cámaras fotográficas para inmortalizar el eclipse lunar que estaba a punto de dar lugar. Se cruzó de piernas observando a la luna todavía blanquecina mientras comenzaba a oscurecerse y a tornarse de un potente color rojo. 

—¡Mamá, mamá! ¡La Luna! ¡La luna está sangrando! —Exclamó un niño cercano a ella mirando la luna a través de la lente de la cámara.

—Sí, tesoso. Por eso la llaman la luna de sangre. —Respondió su madre.

Alana los oía, pero en aquel momento sus ojos eran incapaces de apartarse de la llameante figura del cielo. La heterocromía de sus ojos comenzó a desaparecer al mismo tiempo que la luna completaba el cambio de color y, sin que pudiese hacer nada sus ojos se volvieron de un furioso color azul. Su cuerpo, oculto bajo el enorme chaleco gris, adoptó una forma más voluminosa.  
Por primera vez en mucho tiempo, comenzó a sentirse libre y poderosa como si de golpe todas las normas, las leyes, y los límites de su raza hubiesen desaparecido. La única regla que debía proponerse mantener en pie era no enamorarse, pues así evitaría caer de nuevo en la jaula en la que había estado encerrada tanto tiempo.

La luna comenzaba a volver a su color original y la gente había empezado a abandonar el césped de aquel parque. Aún quedaban algunos, pero para ella casi habían desaparecido. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cuánto tiempo había estado ensimismada en sí misma? Pensó para sí. Se desperezó y se quitó el enorme chaleco que tapaba su antes infantil cuerpo, admirándose de nuevo.

Se alejó de los mundanos que quedaban adormilados. Cerró los ojos y desplegó unas enormes y cegadoras alas, sus alas, las alas de un ángel, de un híbrido como era ella. —Ahora... éste es mi mundo. —Murmuró, alzándose de forma majestuosa y perdiéndose a gran velocidad en el horizonte.

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